Tu tristeza y la mía
se hicieron amigas.
Tejieron juntas en silencio
un refugio para el dolor.
Y en las noche de invierno
se cuentan un cuento,
donde el final
nunca termina de llegar.
Toda mi vida fue
un cortar y pegar
Si quedaba bien, bien.
Y si no, volver a empezar.
Ahora estas aquí conmigo
quitándoles las arrugas a la cama.
El desayuno en la mesa.
Un sol, en la ventana.
Que mas puedo pedir a esta vida,
si es una promesa, tu risa.
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